A la hora de llevar adelante un dominios web para nuestro negocio, es fundamental conocer los elementos y factores que incluyen en el correcto funcionamiento de nuestra página, sea un blog o una tienda online. El dominio web es el sistema de direcciones en donde iremos cargando nuestras herramientas y servicios, está compuesto por tres elementos diferentes que se complementan: dominio, subdominio y extensión.

El subdominio es el protocolo que se usa para darle forma a una página. El más común y utilizado es el subdominio www., pero existen servidores web que nos habilitan la creación y configuración de subdominios, reemplazando el www. por aquello que deseemos. El resultado en nuestra dirección web puede ser algo así:

Http:/miblogpreferido.contenidos.es

El objetivo de la creación de subdominios es hacer más descriptivo y sencillo de identificar el rol de nuestra página. Lo más importante es entender de manera efectiva las diferencias entre un subdominio y un dominio web.

Las diferencias básicas entre dominio y subdominio

El dominio web es el nombre de la página, se utiliza como marca en el mayor número de los casos, aunque no en todos. No es posible usar cualquier dominio para nuestra página, antes hay que asegurarnos que el domino no esté registrado previamente. Para ahorrar tiempo, los servicios de hosting incluyen buscadores de dominios que se encargan de avisarte si el dominio que quieres registrar está disponible o no. De esta forma no pierdes tiempo creando todo lo relacionado a tu marca con un dominio que al final no puedes registrar.

¿Y qué es una extensión web?

Cualquier dominio de Internet tiene una tercera parte que se conoce con el nombre de extensión. Hay múltiples extensiones diferentes, como .org, .com, .net y .eu, entre otras. Es importante tener en cuenta este elemento a la hora de crear nuestra web porque influirá en el posicionamiento de nuestra página de cara a los buscadores web. Además, la competencia puede intentar aprovechare de la buena imagen de una marca utilizando las extensiones más tradicionales (.com, .es). La práctica más común para este tipo de maniobras es comprar al hosting una extensión por un período superior a un año. Esto implica que el proyecto web en cuestión tiene intención de perdurar en el tiempo, y eso el buscador lo toma en cuenta a al hora de posicionar tu página.

Las extensiones pueden utilizarse para mostrar diferentes versiones de un mismo sitio, pero con variantes regionales. Por ejemplo, al utilizar la extensión .mx mostramos información y datos para el mercado mexicano, mientras que a terminación .ar está basada en contenido para Argentina y así sucesivamente.