De productos de salud, está lleno el mercado (basta mirar la tienda online de Amazon), y lo cierto es que muy pocos de esos que se ofertan, sirven en realidad o al menos cuentan con un aval técnico o médico para ser utilizados. Spire Health Tag, por su parte, promete ser diferente. Y es que en sí no lo podríamos categorizar como «medicamento», ya que no supone ninguna aplicación o ingesta de químicos o compuestos naturales, sino más bien como una «tecnología para la salud», ya que funciona a base de softwares y permanece en tu ropa.

Spire, diseñado para no existir

Las empresas siempre quieren resaltar, volverse más importantes y que su marca sea reconocida, más con Spire encontramos una irrelevancia total de esos aspectos, y promete pasar completamente desapercibida en todo momento, sin molestar a nadie y brindando únicamente el motivo de su diseño: un análisis de la salud para que puedas dormir tranquilo.

Te puede interesar: Barrier Light: un dermatólogo en tu bolsillo

El microsensor más pequeño del mundo (como es conocido ahora), tiene amplia durabilidad y no es necesario recargarlo o realizarle un mantenimiento, pues su batería dura al menos un año. Incluso, y aunque te asombres,  puede irse por «accidente» a la lavadora o secadora y seguirá intacto como el primer día, así que no hay porque preocuparse y garantiza que nuestra inversión sea lo más fiable posible.

Su funcionamiento se basa en algoritmos avanzados y proporciona una guía de salud personalizada a fin de obtener el mayor número posible de datos y tomar decisiones acerca de cierto estado. Logrado mediante bio-señales, Spire Health Tag hace cualquier frecuencia procesable y destinada al control de funciones vitales, dando tranquilidad a quien lo usa, y siendo totalmente intuitivo mientras está activo.

Vemos entonces como después de tantos intentos fallidos por parte de la industria, los wearables de salud se convierten en soluciones tangibles que resuelven o al menos disminuyen, los problemas más habituales a los que nos enfrentamos. Nos resta esperar que así como Jonathan Palley y su equipo de desarrolladores se tomaron el trabajo de diseñar un equipo de sencillo uso y que no presumía de marcas ni logotipos, más organizaciones se unan y encuentren la utilidad en sus prototipos.